Somos una pareja de apicultores amantes de la naturaleza que estamos enamorados de nuestro trabajo y del fascinante mundo de las abejas. Cada día, aprendemos un poquito más de nuestras amigas, esos pequeños insectos que nos regalan el dulce néctar que todos conocemos cómo miel.

Mi nombre es Ofelia, ambientóloga, empecé a conocerlas en la carrera, en una asignatura llamada Biología del Comportamiento y aluciné con su danza del ocho…con una serie de movimientos y zumbidos eran capaces de indicar a sus iguales dónde estaba la fuente de alimento y qué cantidad había.

Más tarde, mi compañero de vida y viaje, Juan Carlos, conocido por todos como Perico, apostó fuertemente por la apicultura, lleva más de 15 años ejerciendo esta profesión milenaria, y de la mano, seguimos aprendiendo de ellas…cómo se organizaban, qué comían, qué productos eran capaces de fabricar…¡Y nuestra admiración por ellas iba creciendo! ¿Cómo era posible que tuvieran totalmente definidas sus tareas desde que nacían hasta que morían? Para ellas, no existe el bien particular, viven en sociedad, y si no fuera así, no sobrevivirían. Se comportan como un gran ser pluricelular, LA COLMENA, y esta es su casa, su fuente de calor y alimento, su vida…Cuánto más las conocemos, más convencidos estamos de que los humanos deberíamos aprender de ellas.